Lo más crudo del museo fue ver en la última sala, a mi colega y amigo el Dr. Peter Voonferburgmshtziqzer con una sonrisa seca, rígida, por momentos parecía que temblaba, pero no podía apartar la mirada de una estampilla del siglo XIX con un rostro igual de crispado que el suyo, con el mismo nombre al píe, sólo que sin ningún título que lo cobijara, sin ninguna bata que cubriera sus hombros, nada.
Ese día le tomé una foto a mi amigo y la muestro por si en algunos cientos de años alguien logra reconocerse.
PD Vreemd=raro
1 comentario:
¿Tu escribiste esto? ¿es ficción? es que me sorprendió.
Parece que estuvieras en el seminario de Borges y hubieras escuchado lo de sus dobles.
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